Las medidas y opiniones de Yannick Jadot en el ámbito del transporte avanzaron durante las primarias de ecologistas de 2021 y para las elecciones presidenciales francesas de 2022.
Es necesario que exista un impuesto sobre las importaciones de carbono sobre los productos de productores de terceros países que no son virtuosos en la lucha contra el cambio climático.
No necesitamos transporte gratuito. Debemos invertir en todas las formas de movilidad blanda, debe haber trenes diarios, debemos invertir en estos trenes, estos tranvías, estos autocares, para que las personas tengan la capacidad de moverse y no necesiten coger el coche.
El plan de transición del proyecto de bajas emisiones de carbono no puede afectar a los consumidores. De lo contrario, la responsabilidad de cambiar toda la economía recae en los consumidores. Por ejemplo, el acero sin carbono se puede producir utilizando hidrógeno verde, utilizando sistemas hidráulicos y turbinas eólicas marinas. La apuesta está en las industrias más contaminantes para que descarbonicen su producción. Debemos innovar, cambiar con esta economía regulada. Debemos imponernos sobre los bienes que ingresan al mercado europeo para evitar la deslocalización y permitir la reindustrialización en torno a esta economía libre de carbono que queremos construir.
Debemos evitar el aumento de los precios de los combustibles.
Debemos prohibir la venta de automóviles con motores térmicos para 2030 y no prohibir la circulación de estos automóviles. Cada año hay 67.000 muertes prematuras en Francia relacionadas con la contaminación del aire. En diez años hemos perdido el 25% de la plantilla del sector de la automoción en Francia. Sabemos que es necesario volverse eléctrico, es necesario que Francia también dé el turno a la electrificación del automóvil para el 2030 y por tanto que los fabricantes de automóviles no deben estar detrás de los competidores. Los ingenieros franceses deben inventar una batería eficiente, necesitamos datos eficientes, tenemos que innovar en la batería para que sea menos contaminante. Siempre que haya trabajo en la carretera, se debe instalar una terminal eléctrica.
Hay que configurar un peaje urbano, pero con una tarifa que no sea relativamente alta y por tanto punitiva como en Londres, con una tarifa diferente en horas valle (1,60 euros) y horas completas (2,70 euros). El precio podría reducirse para quienes comparten el viaje. Es necesario alentar a las personas a que cambien su comportamiento cuando puedan. Aquellos que necesitan su vehículo, como repartidores y artesanos, deben poder moverse con mayor facilidad.
Debemos asumir la nacionalización temporal de empresas vinculadas al mundo de los coches térmicos, gasolina y diésel para que formen parte de esta política industrial verde.
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