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Los investigadores del MIT han presentado "Jenga", una solución para administrar la memoria caché que aumenta la velocidad de cómputo en un 20 a 30%, ¡pero también reduce el consumo de energía en un 30 a 85%!
La memoria caché actual funciona con varios niveles (L1, L2, L3, L4). Comenzando por el más pequeño y rápido hasta el más grande y más lento. Esto le da prioridad al acceso a los datos. Los más importantes que requieren acceso permanente y rápido se encuentran en L1 o L2, los otros menos importantes están en L3 y L4.
Según los investigadores, la gestión de datos actual es demasiado rígida y las aplicaciones no siempre pueden explotar estas posibilidades.
La idea para optimizar la gestión es generar memorias virtuales de L3 y L4. Un algoritmo se ocupará de la asignación de recursos que se volverá a calcular cada 100 milisegundos.
Gracias a un prototipo de chip con más de 36 núcleos, un caché SRAM L3 de 512 KB, un caché DRAM L3 de 4 x 256 MB, pudieron integrar a Jenga como un proceso permanente a través del sistema operativo. Luego, han probado unas veinte aplicaciones y el rendimiento del procesador se ha mejorado en la mayoría de los casos, ya que el número de accesos a la memoria se reduce considerablemente.
Podemos apostar a que Jenga será adoptada en las próximas generaciones de procesadores.
Fuente: MIT.
Memoria caché virtual para aumentar la potencia de los procesadores

Los investigadores del MIT han presentado "Jenga", una solución para administrar la memoria caché que aumenta la velocidad de cómputo en un 20 a 30%, ¡pero también reduce el consumo de energía en un 30 a 85%!
La memoria caché actual funciona con varios niveles (L1, L2, L3, L4). Comenzando por el más pequeño y rápido hasta el más grande y más lento. Esto le da prioridad al acceso a los datos. Los más importantes que requieren acceso permanente y rápido se encuentran en L1 o L2, los otros menos importantes están en L3 y L4.
Según los investigadores, la gestión de datos actual es demasiado rígida y las aplicaciones no siempre pueden explotar estas posibilidades.
La idea para optimizar la gestión es generar memorias virtuales de L3 y L4. Un algoritmo se ocupará de la asignación de recursos que se volverá a calcular cada 100 milisegundos.
Gracias a un prototipo de chip con más de 36 núcleos, un caché SRAM L3 de 512 KB, un caché DRAM L3 de 4 x 256 MB, pudieron integrar a Jenga como un proceso permanente a través del sistema operativo. Luego, han probado unas veinte aplicaciones y el rendimiento del procesador se ha mejorado en la mayoría de los casos, ya que el número de accesos a la memoria se reduce considerablemente.
Podemos apostar a que Jenga será adoptada en las próximas generaciones de procesadores.
Fuente: MIT.
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